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Carnaval El Brinco Del Chinelo

Una fusión de tradiciones

Por: Humberto Robles Ubaldo


El origen histórico de estas fiestas es el adiós a la carne que proviene de las voces italianas carne vale, que se traduce adiós a la carne. La eclosión del carnaval se derivaba de las saturnales romanas bacanales y lupanares con que festejaban a sus dioses a principios de año. En Grecia las fiestas eran dedicadas a Dionisio; fue en España donde se celebró al primer carnaval de Europa por ser una colonia romana, la costumbre era enterrar al mal humor y coronar al rey del buen humor, llevando por las calles el carro naval de las celebraciones paganas.

Los carnavales se efectúan en muchos países europeos: Francia e Italia, sobresaliendo el de Niza, Nápoles, Florencia y Venecia. De Italia pasó a Francia, luego a Alemania, en la actualidad es celebrado en toda Europa.


Los carnavales llegan a México después de la conquista, son secuelas que trajeron los españoles y se fundieron con las tradiciones prehispánicas. No se cuenta con un registro exacto del primer carnaval festejado, la única certitud es que fueron los fran- ciscanos los que mencionan el carnaval en sus crónicas del siglo VIII. 


Existen tres versiones orales sobre el origen de la danza de los chinelos, conocida también como el brinco del chinelo:

La primer versión nos dice que los Tlahuicas fueron los últimos en llegar al valle de México, denominado temoanchán o temoanchan “De dónde venimos, a donde vamos, lugar de las flores, paraíso”, ésta danza es la peregrinación que ellos hacían.

La otra habla de un caudillo indígena del municipio de Tlayacapan, que no estaba de acuerdo con la vida que daban los españoles a los nativos indígenas.

La primer versión nos dice que los Tlahuicas fueron los últimos en llegar al valle de México, denominado temoanchán o temoanchan “De dónde venimos, a donde vamos, lugar de las flores, paraíso”, ésta danza es la peregrinación que ellos hacían.

La otra habla de un caudillo indígena del municipio de Tlayacapan, que no estaba de acuerdo con la vida que daban los españoles a los nativos indígenas.

Entonces, se vestía de blanco e iba en las noches a matar a los españoles, de allí que había la costumbre de que los danzantes gritaran y se metieran a las casas, duraba dos o tres días esta danza. Tlayacapan y Tepoztlán les daban una bebida muy especial que se llamaba chicha, por los que se les llamó chinelos.

Algunos investigadores del FONADAN (Fondo Nacional de la Danza), afirman que la danza del chinelo es una derivación de una de tantas danzas de moros y cristianos, lo cual es poco creíble, ya que solamente podrían ser moros, porque no hay los personajes. Otra afirmación, cita su origen un poco después de la llegada de los españoles a México, que ejercieron dominio sobre los nativos.

Se cree que los naturales del norte de Morelos, crearon el vestuario como los movimientos en plan de burla hacía los europeos, precisamente en el único día en que gozaban de libertad para hacer lo que se les antojara, con la condición de que durante cuarenta días (cuaresma) se abstuviera de cometer pecados y guardar ciertas abstinencias, como el comer carne.

El profesor Gustavo Cortés Méndez dice que por ello, la apalabra carnaval o carnestolendas, ya que por última vez se probaría hasta saciarse, además de poder divertirse como quisiera, a lo que llamo martes de carnaval (un día antes de miércoles de ceniza).

CARNAVAL DE TEPOZTLÁN


En Tepoztlán, como preámbulo al carnaval se anuncia con el “brinco de los tiznados”, comparsa formada por habitantes del barrio de San Sebastián “tlalanimiquiztli” que quiere decir recolección, con bandera y banda de música salen de San Sebastián al centro brincando sin más atuendo que la cara tiznada, se efectúa el 21 de enero de cada año.

La versión oral de la eclosión de la tradición nos dice que proviene de tiempos remotos, pues el hijo del señor San Sebastián no quiso seguir las ideas de su padre y se rebeló en contra de él, por ese hecho fue perseguido y se cuenta que en cierta ocasión, estando en una fiesta se tiznó la cara para que no fuera reconocido, esto dio origen a la tradicional fiesta de los tiznados, en la que participan los habitantes del barrio de San Sebastián, festejándose desde que los religiosos llegaron a Tepoztlán, esta danza se efectúa un día después de la fiesta del barrio.


El primer carnaval que celebró Tepoztlán fue en el año de 1860, según Mariano Jacobo Rojas y en el año de 1862, según datos registrados en las memorias de Don José Guadalupe Rojas.


Don Mariano Jacobo Rojas en el año de 1930, contaba con 89 años de edad, nos relata que el carnaval se llamaba “peregrinación” y los trajes usados fueron semejantes a los códices que ilustran la peregrinación Azteca. Otros danzantes aprovechaban para ridiculizar a diferentes personajes, hasta llegar un día en que la autoridad suspendió la danza porque trataron de ridiculizar a Porfirio Díaz y al gobernador Manuel Alarcón, otros brincaban con la cara pintada de negro, finalmente Enrique Villamil Tapia, asegura que desde 1861, se organizaron los barrios de Santo Domingo, San Miguel, la santísima, formando las comparsas Anáhuac, Unión y paz, América Central.

El carnaval de Tepoztlán, es el único que ha guardado el verdadero origen del Chinelo, se da inicio con las bandas de música en cada uno de los barrios participantes y en sus iglesias interpretan las mañanitas, luego las bandas con sus respectivos organizadores recorren las calles del barrio hasta llegar a la casa de quien les ofrece el desayuno, comida y cena los cuatro días del carnaval, las bandas de música dan una audición con lo mejor de su repertorio. El día sábado es dedicado a los niños quienes con gran entusiasmo dan inicio a este festejo; el domingo, lunes y martes con el estallido de ensartes y cohetones se encaminan las comparsas de Chinelos hacia la plaza principal, debidamente disfrazados acompañados por las notas musicales de sus respectivas bandas, una vez que circulan en derredor de la fuente proceden a romper las filas cuando la trompeta da la señal de iniciar el brinco.

Las bandas de música de viento de Tepoztlán, fueron la de Hipólito Navarrete y Pantaleón Ortiz, grandes filarmónicos que formaron sus respectivas bandas de música. Una de ellas, participó en el kiosco de Cuernavaca. Don Hipólito Navarrete tocó el 4 de agosto de 1881, en la fiesta del barrio de Santo Domingo, junto con la banda de Francisco L. Bello. Francisco L. Bello y Justo Moctezuma maestros de música compusieron los sones del carnaval, además de don Santiago Arenal de Atlatlahucán. Otros datos que a continuación expondremos, respetando el texto original, nos dice “ la banda de viento del Barrio de San Miguel dirigida en el año de 1933, por Bonifacio Bello, compuesta por cuatro clarinetes, tres cornetines, tres trombones de pistones, un alto barítono, bombo, platos y redoblantes. 

A la comparsa Anáhuac del Barrio de Santo Domingo, la acompaña otra banda de viento, dirigida por Sebastián Bello, Banda compuesta por cuatro clarinetes de viento, dos cornetines, dos trombones, un requinto, tres saxofones, una trompeta, un barítono, dos bajos, bombo, platos y redoblante. Estas bandas de Santo Domingo y San Miguel tocan los mismos sones.

Según la investigación de Tepoztlán. Hecha por Francisco Domínguez en el año de relata que fueron anotados diecisiete sones de carnaval. Otras bandas de música de viento se han distinguido en el carnaval de Tepoztlán es la banda de San Miguel, la cual se distingue la trompeta de Agustín Ríos, Tachos Ríos, Pedro Bello, Don Eligio entre otros y la de don Vicente Moctezuma, denominada Citlalli que en la actualidad la dirige su hijo Vicente Moctezuma Vargas.